“El observador electrónico es el futuro de la gestión pesquera”
El director gerente de la Organización de Productores Asociados de Grandes Atuneros Congeladores (Opagac), Julio Morón, asistió en Vigo a la Conferencia Mundial del Atún y aprovechamos la ocasión para hablar con él de las negociaciones que mantiene la flota con el sector conservero por el nuevo contingente de lomos de atún a arancel cero, de los proyectos de sostenibilidad en los que están involucrados los barcos que representa, y de cambio climático.
Por los comentarios que hubo tras una de las conferencias parece que volverá a haber conflicto entre flota y sector transformador por el contingente de lomos de atún a arancel cero.
Bueno, esperemos que no. Es un tema que ya viene siendo habitual, pero vamos a intentar coordinarnos para evitar follones. Estamos ya hablando las gerencias de Anfaco y de nuestra organización para aunar criterios y evitar una pelea que no nos interesa a ninguna porque al final el sector se ve afectado. Nuestra intención es la mejor para mantener un equilibrio entre lo que existe y las demandas que haya, pero evidentemente no vamos a estar dispuestos a apoyar peticiones locas. Vamos a intentar quedarnos en lo que existe con algún incrementito más.
¿Y cuál sería el volumen justo de ese contingente?
Para la flota, cero toneladas, pero sabiendo que hay que mantener un equilibrio, pues un poquito más de lo que hay actualmente, pero sin irnos mucho más allá. Es una tendencia difícil de parar, la pujanza del sector conservero es patente, los datos lo demuestran, y nosotros lo que intentamos, para compensar esto, es valorar más nuestro producto, de ahí que hayamos hecho la Norma UNE de Atún de Pesca Responsable, con Aenor, para poder dar valor a los que nosotros hacemos. Lo que siempre hemos requerido es que el trabajo que hacen los armadores españoles en cuanto a cumplimiento de normativa comunitaria, responsabilidad y sostenibilidad, se compense de alguna manera, o por lo menos se valore. Y como la cuestión a nivel oficial, cuesta, porque no hubo acuerdo en la última reforma de la Política Común de Pesca en cuanto a los términos de una ecoetiqueta comunitaria, nosotros nos hemos dicho, bueno, qué es lo que hacemos bien, que son muchas cosas, vamos a establecer un estándar y los que lleguen a ese estándar, se certifican y vamos a darlo en valor a los conserveros para que luego la distribución reconozca esa diferencia.
Lo que sí es inviable, y ahí parece que están de acuerdo flota y sector transformador, es en vender tres latas de atún a 0,99 euros…
En eso compartimos totalmente la visión de Juan Alonso, que lo denunciaba ayer mismo, eso es inviable, yo diría que incluso es anti-ético. Da pábulo a lo que yo siempre he dicho, que detrás de una lata puede haber esclavitud, porque si no, no se justifica un precio así. Un producto natural, sostenible, regulado y limitado como es el atún no puede venderse de oferta a pérdidas, en eso compartimos la opinión del sector. Lo que hay que evitar es que el atún siga siendo un “commodity” que atraiga al consumidor, sin que se le dé ningún valor, que sea un producto de oferta, de “usar y tirar”, por decirlo de alguna forma, para atraer clientes. Eso nos parece un desperdicio.
En la inauguración de la Conferencia Mundial del Atún, el secretario general de Pesca, Alberto López-Asenjo, señaló que España ya había ratificado el Convenio 188 de la OIT. ¿Qué supone esta medida para la flota que representa Opagac?
Desde Europêche llevamos tiempo empujando para la que la Unión Europea y todos los miembros ratifiquen el 188. Europêche forma parte del Comité de Diálogo Social con los sindicatos, en Bruselas, y desde nuestra organización se ha promocionado la directiva que está obligando a los Estados miembros.
Entiendo que esa norma permitirá inspeccionar buques de terceros países en puertos españoles para vigilar que se cumple la normativa.
Buques de terceros países y españoles. Creo que es un paso fundamental porque se establece un sistema que equipara las condiciones laborales a todo lo que viene a España, que también es un poco el objetivo de nuestra norma, no solamente para ponernos nosotros en valor, sino también para que la UE utilice ese estándar para que todo lo que entre cumpla con la ley. El problema es que las inspecciones de importaciones de pescado son muy laxas, en muchos Estados miembro, y hay muchas leyes pero nadie las cumple, y en ese sentido, España está haciendo una labor que no hace ningún Estado miembro. Si dejamos puertas traseras abiertas para que ese pescado entre por países vecinos, hacemos un flaco favor a la aplicación de la ley. Para nosotros, el hecho de justificarnos con la Norma es para darle valor al producto y la garantía al distribuidor de que eso está garantizada, no sólo por nuestros barcos españoles, sino también por nuestra flota extranjera, tenemos barcos de Seychelles, Ecuador, Guatemala, Panamá…, y esos barcos también están certificados porque cumplen con los estándares de calidad. Estamos trabajando en diversos ámbitos en esta misma línea. El conservero se queja a lo mejor de que hay no controles, pero a lo mejor ellos también deberían decir: no compro lo que no me dé garantías.
¿Ahora mismo están cosechando algún fruto de todas estas iniciativas que están poniendo en marcha y que tienen su coste?
Nos va a costar mucho, de momento, no, o muy poquito. Como decía uno de los ponentes de hoy, el consumidor, de boquilla, pide que los productos sean sostenibles, pero a la hora de la verdad cuando pasa por la línea de caja, lo que compra no tiene nada que ver con lo que ha dicho en la entrevista. Creo que nos va a costar tiempo, pero tal y como también apuntaban otras ponencias, los hábitos están cambiando, la gente está más concienciada, y tampoco nosotros tenemos una producción que pueda satisfacer toda la demanda del sector atunero europeo, o español. Nuestra producción es limitada, estamos hablando del 6 ó 7% de la producción mundial y nos conformamos con mantenernos en el mercado y de forma diferenciada. Si después sacamos un poco más de partido, bienvenido sea, porque a nosotros nos cuesta más pescarlo, ya que todas estas iniciativas que estamos poniendo en marcha tienen un costo. El mantener los estándares de calidad nuestros supone una diferencia de costo con respecto a otros de un 60 ó 70% si nos comparamos con otras flotas asiáticas. Si encima, esa competencia voraz nos quita del mercado, nuestra única forma de mantenernos es poniéndonos de valor.
El cambio climático está afectando a todos los niveles, ¿está teniendo problemas su flota por estos cambios meteorológicos?
No especialmente. El Niño ha existido toda la vida, más o menos acentuado, depende de los años y algo de efecto del cambio climático, lo hay. Lo que sí es verdad es que la limitación de los recursos está ahí, ya se está llegando al tope de producción, las regulaciones de las organizaciones regionales de pesca se están adaptando, de hecho venimos de regular la producción en el Pacífico Oriental, aumentando el número de días de parada, de 62 a 72 días. En el Océano Índico hay una regulación de limitación de Rabil, que hará que paremos también ahí un mes y medio. Es decir, estamos hablando de un recurso explotado por 60 países en todo el mundo y todos quieren tener su parte, así que el reto verdadero viene ahora, cómo se van a establecer esas regulaciones y cómo las evaluaciones científicas van a tener en cuenta el cambio climático en cuanto a cómo afecta a las poblaciones de peces. La estructura de estas poblaciones ciertamente puede cambiar, de hecho el Rabil del Pacífico está en una situación un poco extraña, que luego tenemos la gran fortuna que el atún tropical con una buena gestión es una especie que se recupera extraordinariamente, ejemplos tenemos en todas partes.
Vamos a estar en un futuro en el que nos vamos a mover entre los indicadores verde y amarillo, quizás en alguna población se escape un rojo algún año, por circunstancias climáticas, posiblemente, pero debemos ser capaces de mantener la capacidad de pesca equilibrada con el estado de los recursos y teniendo en cuenta esas fluctuaciones que pueden surgir, y si hay que reducir más, se reduce, no podemos hacer otra cosa. Ese es el reto realmente.
Desde Opagac estáis muy involucrados en proyectos de sostenibilidad y también en innovación, ¿alguno que quieras destacar especialmente?
Hemos invertido mucho en los proyectos de observación electrónica, por ejemplo, es algo que creo que tiene mucho futuro para mejorar el control de la flota. Los observadores físicos están regulados, sí, pero verdaderamente la validez que da un observador electrónico es incomparable, estamos hablando de una imagen que cualquier puede ver, que se almacena y se analiza, y si hay dudas, se puede volver a ellas y revisarlas . Creo que es el futuro de la gestión pesquera, sobre todo porque está siendo utilizado en barcos que antes argumentaban que no tenían espacio para meter observadores, me estoy refiriendo a los palangreros pequeños, a los asiáticos, y con una cámara no pueden poner ese tipo de excusas. Vamos a ver un vuelco cuando eso sea posible aplicarlo a un rango adecuado de barcos, en ese momento obtendremos muchísima información, diferente a la que tenemos ahora, que será muy necesaria para las evaluaciones que comentaba antes.
Muchas evaluaciones se están haciendo con índices de abundancia de palangreros y lo que no sabe mucha gente es que muchos de estos palangreros de atún descartan muchísimo pescado, por debajo de un metro, que es el tamaño mínimo del mercado que tienen en Asia. Esa información no existe ahora mismo, nadie sabe cuál es la proporción que descartan estos barcos de atún juvenil, y cuando empiecen a aparecer estos sistemas de control, vamos a tener una película distinta. Y ya no te hablo de los ‘trasmalleros’ del Océano Índico, que eso es un auténtico escándalo, trabajan con total impunidad porque son base de alimento de países como Pakistán, India, Irán, y claro, ahí prima la seguridad alimentaria frente a la sostenibilidad de los recursos, pero estamos hablando de redes a la deriva de más de 6 ó 10 kilómetros, y eso lo vemos todos los días.
Cuando eso se pueda vigilar de verdad, de una forma objetiva, las cosas van a cambiar. Nosotros nos estamos adelantando porque creemos en la transparencia total, no tenemos nada que esconder, hemos hecho, además, un Código de Buenas Prácticas que está verificando Azti, y por el cual garantizamos que hemos reducido muchísimo la captura incidental, hemos mejorado también la seguridad de los objetos -estamos con un nuevo proyecto que patrocina la Unión Europea y que se trata del objetivo biodegradable-, que es un reto para nosotros. Queremos seguir pescando y evitar cualquier objeto pernicioso. Y esos sólo son parte de los proyectos en los que estamos trabajando o colaborando actualmente.
Estuviste en Naciones Unidas con motivo de la Conferencia los Océanos, Opagac también suscribió el Acuerdo de Trazabilidad del Atún… parece que las administraciones a nivel mundial están últimamente más concienciadas contra la pesca ilegal y a favor de la sostenibilidad.
Yo creo que sí, poco a poco la presión política de Naciones Unidas, de FAO, de las Organizaciones Regionales de Pesca (ORP’s)está provocando que los países se muevan. Desde luego, la Unión Europea lo tiene muy asumido en su política comunitaria y son líderes en todo el mundo en la promoción de la acción. Lo que sucede es que por ejemplo cuando se habla de que fracasan las medidas de Iccat, lo que hay que saber es que Iccat son los 45 países que la integran y que dentro de esos países puede haber cinco que sean unos ‘bandarras’ y que son los que bloquean todo… Nosotros ya le hemos dicho a las ONG’s que en vez de presionar más a la Unión Europea, que lo tiene claro, que lo hagan sobre esos países que se oponen por ejemplo a aumentar la cobertura de los observadores -los palangreros tiene un 5% y se está pidiendo un 20%-. Hay ciertos países que todavía se resisten a cambiar, pero afortunadamente la presión va aumentando tanto, a través de foros internacionales y acciones de Naciones Unidas, que países como Japón o la propia China tienen que darse cuenta de que es el único camino que hay.