“La sostenibilidad no debería ser un tema de precio, sino de conciencia”
El director general de Pevasa, Borja Soroa, protagonizó en la VIII Conferencia Mundial del Atún una de las conferencias más interesantes y clarificadoras sobre la situación actual de la flota atunera y sus esfuerzos por garantizar la sostenibilidad de un recurso limitado. Tras su intervención en las jornadas organizadas por Anfaco, nos contó los planes de Pevasa de aumentar su flota, “quizás a partir de 2018” y los esfuerzos que la compañía viene realizando en temas de innovación y mejora pesquera. Pevasa, que cuenta ahora mismo con unos 350 trabajadores nacionales y extranjeros, acaba de ser reconocida como la primera armadora atunera a nivel mundial con el certificado de Atún de Pesca Responsable UNE 195006.
Hace dos años me decía que el sistema puesto en marcha para la aplicación del Reeglamento europeo sobre Pesca Ilegal, que da el control a los terceros países, no era efectivo. ¿Han cambiado las cosas?
No, para mí las cosas siguen prácticamente igual. El Reglamento es útil y positivo pero la aplicación del mismo, no, y eso es algo que se puede comprobar en los propios informes que la Unión Europea publica en su página web sobre los países que están siendo auditados y cómo está el proceso. Han sacado seis tarjetas rojas a seis países que son absolutamente irrelevantes en términos de cuestión pesquera, sí han conseguido modificar, o eso se supone porque les han levantado la tarjeta amarilla, la situación de 10 países. Es decir, que han modificado su legislación pesquera para adaptarla a los estándares que la Unión Europea exigía. Pero luego tenemos una serie de países en los que se ha entrado de una forma absolutamente opaca, nadie sabe qué es lo que han mirado, cuáles son sus puntos críticos, y aquí puedo citar a Corea, Taiwán, o países en los que deberían entrar y no han entrado como Indonesia o China, en los que creemos que la aplicación de la normativa IUU está condicionada por otros factores, digamos geopolíticos o económicos, de mayor envergadura que los de la industria del atún para la Unión Europea.
Lógicamente uno ve que hay actuaciones, es cierto, y contribuyen, sí, también es cierto, pero lo que pasa es que esas acciones están focalizadas a unos países que son muy pequeños o realmente irrelevantes en la cuestión pesquera. Que se metan con Belice, Camboya o Guinea Conakry, está muy bien, pero qué efecto tiene eso realmente en el negocio del atún. En la UE sabemos que hay muchos puntos de entrada de pesca ilegal que no están controlados.
¿Que España haya suscrito el Convenio 188 de la Organización Internacional de Trabajadores ayudará a cambiar algunas cosas?
Creo que la aplicación del Convenio 188 tiene más que ver con garantizar los derechos sociales para los tripulantes, desde luego el Reglamento IUU sí que permite la inspección por parte de los estados miembros de buques extranjeros que faenen dentro del territorio de la UE, no en aguas lejanas. Pero también el Reglamento IUU afecta a ciudadanos españoles que efectúen su trabajo en barcos de bandera extranjera, estos trabajadores (capitanes, jefes de máquinas, tripulantes…) están sujetos al reglamento de pesca ilegal, aunque muchos de ellos no lo saben, y pueden ser sancionado por ello, pero eso no está ocurriendo. Sinceramente, no creo que el Convenio 188 tenga efectos prácticos en cuanto a la mejora de la lucha contra la pesca ilegal.
Hace unos años, y en respuesta a los buenos resultados económicos obtenidos, invirtieron en una nueva sede y en renovar parte de la flota. ¿Cómo está siendo este 2017, mantienen su optimismo?
2016 y 2017 están siendo años de importantes cambios para el sector. Estamos viviendo la entrada en juego de unas nuevas medidas de gestión en todos los océanos, reduciendo el número de balizas, limitando el uso de buques auxiliares, estableciendo cuotas en los océanos… Eso está haciendo que los armadores, lógicamente, estemos analizando cómo se asienta este escenario para ver qué posibilidades futuras de pesca tendremos; también está el efecto de la ISSF (International Seafood Sustainability Foundation), la fundación en la que participan la mayor parte de los grandes conserveros mundiales, que también ha puesto en marcha una serie de normas que dificultan la renovación de flota, si no es bajo desguace. Yo soy tremendamente positivo en cuanto a la evolución del sector del atún, porque, además, la demanda no deja de crecer a nivel mundial. Por otra parte, los precios han vuelto a subir, después del batacazo que se dieron desde el verano de 2014 hasta bien entrado del 2016, es una tendencia positiva que creo que viene para quedarse. Así que desde un punto de vista comercial, el negocio del atún es y será interesante; desde el punto de vista de flota, de renovación e inversiones, es muy complejo a día de hoy, las cosas todavía no están asentadas.
Creo que el futuro es bueno, pienso que los armadores europeos seguiremos teniendo muchas opciones de seguir pescando, pero es cierto que hay muchas cosas (el tema social, los proyectos de mejora pesquera, las certificaciones MSC, las nuevas regulaciones…) que influyen en que el escenario sea muy complejo y se hace muy difícil estimar el impacto de cada una de las variables, no tanto de forma aislada, sino en su conjunto. En Pevasa queremos volver a invertir en flota, estamos deseando hacerlo, pero nos vamos a dar un tiempo para ver cómo se asientan todas estas nuevas medidas de gestión.
¿Esta apuesta por la sostenibilidad de la flota atunera, o en su caso concreto, es reconocida por los consumidores, o los proveedores en un primer término, porque según los expertos los compradores lo que buscan es el mejor precio?
Con el gran volumen de población que hay, catalogar a los consumidores como nos han enseñado los expertos, es muy complejo. Decir que al consumidor sólo le interesa el precio, no es verdad, al consumidor le interesan un montón de variables y buena prueba de ello es que cada vez hay más nichos de mercado. Al que le interesa el precio es a la gran distribución para atraer al consumidor, esa es la gran verdad. Si a un consumidor el pack de tres latas de atún a 0.99 euros -que debería ser delito venderlo a ese precio-, se lo subes a un euro y medio, no va a bajar la venta, eso lo sabemos porque ya lo hemos visto. El pack de tres latas ya ha rozado los 2 euros y el consumo en España no ha bajado significativamente porque es un producto tan bueno y tan rico que la gente está dispuesta a pagar por él, incluso en especialidades se llega a pagar más. Así que yo no me creo que el consumidor genéricamente pida precio, creo que lo pide la gran distribución porque el atún en muchos países desarrollados constituye un activo muy importante para llamar la atención y fijar el precio de la cesta.
En todo caso, el tema de la sostenibilidad no debería ser una cuestión de precio, sí que debe ser parte de la conciencia que todos debemos tener como consumidores, exigir que los productos que compramos sean, por lo menos, respetuosos con la legalidad vigente, y en tema de la comida, mucho más. La cuestión higiénico-sanitaria tiene que pesar en nuestra compra, al igual que el origen de la materia prima, cómo ha sido pescado el producto… Ese conjunto de cuestiones, yo creo que cada vez nos preocupa más a todos los consumidores.
Pero la sostenibilidad cuesta dinero y parece que por ahora no es rentable
Es que si no apostamos por la sostenibilidad, no habrá futuro, es tan sencillo como eso. Y me refiero a la sostenibilidad con mayúsculas, no a ese término tan manido que utilizamos todos recurrentemente, que como está de moda hablar de sostenibilidad, hablamos. Realizar una actividad económica cuyo impacto en el medio ambiente no termine con ella, sino que te permita explotarla de forma razonable indefinidamente, eso es para mí la sostenibilidad,. También implica adaptarte también en cada momento a lo que hay, si el stock en el caso del atún está mejor, puedes pescar más, y si empeora, tendrás que bajar el esfuerzo pesquero, eso es sostenibilidad. Qué cuesta dinero, sí, porque cuesta dinero la investigación, el conocimiento y modificar las cosas como las hacías, pero yo no lo vería en términos de coste económico, sino que lo vería en temas de coste de oportunidad, si no lo hacemos ahora, el día de mañana no habrá actividad.
Pevasa fue una de las empresas españolas pioneras en su apuesta por la sostenibilidad de los recursos y recientemente han sido reconocidos como el primer armador atunero mundial en obtener el certificado de Atún de Pesca Responsable UNE 195006. ¿En qué consiste este reconocimiento?
El certificado de Pesca Responsable lo desarrolló Opagac, junto a la Secretaría General de Pesca y Aenor, y de alguna manera vino a sintetizar en un único estándar todo lo que la flota europea viene haciendo desde un punto de vista de extracción pesquera, pero también con un alto componente en cuestión de control pesquero (que tengamos licencias, observador, sistema de seguimiento satelital…) y que cumplamos en el aspecto social, es decir, que haya contratos, que se les notifique en su idioma, que se cumplan los derechos de descanso, asistencia médica, incluso asociación sindical. Es un buen estándar, porque te sometes a la verificación de un auditor experto, en nuestro caso fue SGS, y en el caso de Opagac ha sido Aenor. Pero al final es lo mismo, es someterte a un certificador externo que viene a corroborar que todos y cada uno de los aspectos que dices tener, los tienes. Y no es algo que vea desde un punto de vista comercial, lo veo desde la perspectiva de responsabilidad social corporativa. Para nosotros es un reconocimiento muy importante porque certifica que somos diferentes a otras flotas que están pescando el mismo recurso, y queremos que eso se tenga en cuenta, que se diferencia el origen de la materia prima por cómo se extrae y por quién lo extrae en la mar, ya sabemos que el atún es el mismo.
En esta línea, en 2016 estaban realizando una pre-evaluación de MSC en el Océano Atlántico. ¿En qué punto están?
La pre-evaluación la realizamos dentro de la asociación Anabac, como paso previo a estudiar una posible certificación MSC. Lógicamente el estándar MSC está siendo demandado o impuesto por parte de la gran distribución hacia abajo, y cuando uno quiere ver cómo está con respecto a ese estándar, lo lógico es que encargue una auditoría y eso hicimos. Y la verdad es que los resultados de ese estudio han sido bastante positivos. Estoy satisfecho porque arrojan una visión de nuestra pesquería mucho mejor de lo que la gente se cree. Y ahora, en consonancia con otros armadores que habían hecho a su vez sus propias evaluaciones, hemos creado un Proyecto de Mejora de la Pesquería en el Océano Atlántico, el FIIP del Atlántico, que está en su fase de lanzamiento y que esperamos que a finales de este año o principios de 2018 ya se pueda hacer público este proyecto. Tendrá una duración de 5 años y su objetivo es alcanzar las condiciones para que la pesquería pueda certificarse.
¿Qué objetivos se ha marcado la empresa para 2018?
Nuestro objetivo es tratar de maximizar el valor de nuestras capturas, es un objetivo permanente, y en ese sentido, lo que buscamos siempre son esos nichos de mercado de clientes que demandan una trazabilidad completa, una seguridad alimentaria y que quieren tener la confianza de que la materia prima que se le entrega cumple con todos los requisitos que buscan. Para nosotros ese es el objetivo, asentarnos y durante el 2018, en relación con las flotas del Índico, ser capaces de mantener la actividad durante todo el año. Luego, a partir de ahí, para años venideros lo que queremos es crecer en flota, de una forma tranquila y pausada.
La patronal conservera ha vuelto a pedir el incremento del contingente de lomos de atún al 0%, ¿volverá a haber enfrentamiento con la flota?
Hay una distancia enorme porque no hay suficiente diálogo transparente y efectivo, en el cual se aborden las necesidades de ambas partes. Tradicionalmente hemos gestionado este tema desde el enfrentamiento, desde el conflicto, adoptando cada una de las parte posturas maximalistas y con eso nos presentamos ante la Administración, que al final es quien media y decide. Si armadores y sector conservero nos sentáramos en una mesa y de forma ordenada y pactada nos pusiéramos de acuerdo en un contingente, cosa que yo creo que es absolutamente posible, veríamos como ambas partes acogeríamos de forma satisfactoria el que efectivamente haya un contingente de lomos. Lleva habiéndolo desde hace muchos años y nosotros seguimos existiendo. Lo cierto es que nosotros dependemos de la industria conservera y la industria conservera depende de la industria armadora, con lo que estamos condenados a entendernos. Filosóficamente te diría que ojalá no es que haya lomos, sino que no puedan meter más que el pescado de Pevasa en sus latas, como sueño infantil, pero la realidad es que armadores y conserveros deberíamos sentarnos una mesa y discutir abiertamente de una forma razonable cuál es el volumen que se debería admitir y en qué condiciones.
¿Y ese día está lejos?
Si dependiera de mí, nos sentaríamos ahora mismo, pero creo que ese entendimiento está lejos.