“En Ramón Franco somos nuestros propios proveedores de mejillón y tenemos un producto inigualable”
Con una producción de, aproximadamente, 2.300.000 latas al año, la conservera Ramón Franco ha conseguido conquistas paladares y mercados gracias a un producto de calidad superior: el mejillón procedente de sus propias bateas. Sus conservas son un bocado exquisito y se pueden encontrar en las mejores tiendas delicatessen de España. Ahora, 56 años después de la apertura de su fábrica, las conservas de Ramón Franco ya tienen seguidores gourmet en países como Japón, China y Uruguay.
La conservera data de 1961, ¿qué fue lo que les impulsó a dar el paso del cultivo de mejillón a la industria conservera?
Era uno de los pasos lógicos en ese momento. La venta del mejillón tuvo unos años difíciles, es una actividad que tiene épocas `peores y otras mejores, y en un momento no muy bueno, mis padres se decidieron a convertirse en conserveros.
¿De qué dificultad hablamos, de la toxina?
No, en aquel momento ni se soñaba con la toxina. Galicia no ha llegado sin esfuerzos a ser la mayor potencia en producción de mejillón del mundo durante muchos años, aunque ahora parece que nos están tomando el relevo, y hubo momentos que la oferta superaba con mucho la capacidad de gestión de las conserveras y comercializadoras, y el que no andaba espabilado, vendía mal o no vendía. Una serie de mejilloneros se decidieron en ese momento a afrontar la comercialización o la industria y nosotros fuimos una de esas familias.
¿Cuáles fueron los primeros productos que salieron de Ramón Franco, además del mejillón?
En los inicios éramos una conservera generalista, de campañas, y la principal en Galicia era la de sardina, también había la del bonito, y nosotros trabajábamos también mucho en la campaña del berberecho. En aquel momento todas las cofradías abrían la veda el primero de octubre y se hacía muchísimos berberecho de las playas de Galicia para conserva. Hoy ya no tenemos esas líneas, no hay sardina, la campaña del bonito está muy complicada y en berberecho sólo se mantiene Noia. Por otra parte, la campaña del mejillón se ha retrasado muchísimo, y ahora en el mes de octubre estamos dándole muy fuerte al mejillón y no podemos entretenernos con el berberecho.
Han pasado más de 55 años desde la puesta en marcha de la conservera Ramón Franco, ¿cómo ha evolucionado la fábrica en este tiempo?
La fábrica siempre estuvo en esta zona, antes estaba en una nave que hoy en día dedicamos a tareas auxiliares. En los años 70 nos cambiamos a la nave en la que estamos ahora, y en este tiempo hemos ido evolucionando por diversas actividades: pescado congelado, secado de bacalao… Actividades que después se fueron abandonando, y hoy por hoy nos dedicamos al cultivo de mejillón y a la conservera.
¿Con cuánto personal comenzó a trabajar la empresa y con cuántos trabajadores cuentan en la actualidad en los momentos en los que la fábrica está a pleno rendimiento?
No recuerdo realmente con cuánta gente se empezó, probablemente con 30 ó 40 personas. Llegamos a ser poco más de 100 y ahora ya sólo somos 50, todos dedicados a la actividad de mejillón, a una conserva premium.
Sus productos tienen el encanto de las conservas tradicionales y artesanales. ¿es difícil hoy en día ser competitivos cuando uno se dedica a la conserva de este tipo?
Hay unos canales donde se compite bien con este tipo de conservas, lo que pasa es que son canales minoritarios, hay gente que apuesta muy decididamente por una alimentación con mucha calidad gastronómica y gracias a ellos podemos vivir muy cómodos en la situación en la que estamos, pero son muy pocos. Definitivamente hay que sacrificar tamaño, no se puede crecer mucho.
¿En qué países están vendiendo sus conservas y qué porcentaje de su producción se va fuera de España?
Estamos vendiendo prácticamente en toda la Unión Europa y nos estamos estrenando con pequeñas partidas en China, Japón, Uruguay… Es muy difícil vender fuera porque nuestra oferta principal, que es el mejillón en escabeche de calidad superior, es un producto que está muy enraizado con el consumo español. Esto supone que en el resto de países hay que publicitarlo y hay que moverlo para que salga. No obstante, aproximadamente un 10% de nuestra producción se vende fuera de España. Nuestro objetivo sigue siendo tener una producción de mucha calidad y llevar el mejillón a los sitios que todavía se reservan a alimentos de más categoría y mantenernos en esta cifra de producción o aumentar ligeramente. Ya estuvimos hace años aumentando la producción de forma constante y creo que ahora mismo estamos en una cifra aceptable.
¿Han notado un incremento en las ventas o un aumento del conocimiento de la marca tras la decisión de participar en las mejores ferias nacionales e internacionales?
Cuando uno está muy establecido en un mercado, a lo que aspira es a mantenerlo y para ello hay que tener unas buenas relaciones comerciales. Uno de los principales motivos de nuestra asistencia a ferias tiene esa finalidad. Galicia, lamentablemente, está mal colocada, está ultra periférica. Y, o se dan muchas vueltas, o participas en ferias, primero para mantener los clientes que ya tienes y después para ampliar el mercado, para conocer nuevos clientes. Nuestra presencia en este tipo de salones también nos sirve para clarificar características o extremos del producto, posibilidades de suministro. Creo que son un espacio óptimo para relacionarnos con nuestros compradores.
En Conservas Ramón Franco ya trabaja la tercera generación familiar. ¿Es algo que ha sucedido de forma natural?
Realmente yo me metí a trabajar en la fábrica por afición, me metí aquí de niño y tengo muchos recuerdos jugando con las máquinas. Cuando nos mudamos a vivir aquí al lado, a los diez años casi te puedo decir que era mecánico (risas). Estudié una carrera que me permitía gestionar bien la fábrica y además me saqué un montón de títulos, como el de marinero, que me permiten llevar también la otra empresa. Mi afición y mi vocación estuvieron siempre relacionadas con el mundo empresarial. Mi hermano mayor también estudió, pero se decidió por otras variantes de las actividades empresariales y profesionales.
A mí me produce una honda tristeza que no tengamos lo que tiene Cantabria con la anchoa u otros sitios con su producto estrella, que te lo ponen en todas partes.
¿Y hay relevo dentro de la familia?
Sí, el actual gerente es mi hijo Ramón, que también estudió un par de carreras que ya estaban perfectamente orientadas a la gestión de empresas, y ya lleva cuatro años con nosotros.
¿Cómo es el proceso de una conserva Ramón Franco?
Nuestra conserva se diferencia de otras, fundamentalmente en el tema del mejillón. Nosotros somos nuestros propios proveedores del mejillón y es un producto inigualable, tenemos una materia prima excepcional porque sacrificamos la cantidad por la calidad y por el tamaño. Trabajamos con el mejor mejillón, con mucha calma, con máquinas que no lo rompen, con protocolos que aseguran la calidad máxima, con ingredientes como los de antes, que son los mejores que se pueden conseguir. Por otra parte, la conserva con sabor tarda en hacerse y consideramos que no puede salir de fábrica hasta por lo menos un mes después de su elaboración. Es una conserva hecha para durar, se puede hacer de otra manera pero no sería lo mismo. Nuestra conserva nace para ser la mejor.
¿Cuándo se decidieron a poner en marcha el canal de venta online y qué tal está funcionando?
Más o menos cuando lo pidió el público. Nosotros creemos en nuestros distribuidores y nuestro producto depende muchísimo del comerciante que habla con el consumidor, así que hemos tenido mucho cuidado en poner el canal online más como un recurso para esas pequeñas tiendas que quedan fuera del alcance de los almacenistas con los que trabajamos habitualmente, que para venta al público. La venta online no es para nosotros la mejor forma de llegar al público.
¿Cuáles son los últimos productos que han incorporado a su catálogo?
Como somos muy tradicionales, hacemos muy pocos productos nuevos, pero últimamente hemos puesto a la venta la versión definitiva de la mousse de mejillón, que está saliendo muy bien. Se trata de un producto que hemos conseguido después de varias pruebas y estoy muy contento.
¿Los gallegos apreciamos el mejillón como se merece?
No, el mejillón no tiene buena comunicación con el consumidor gallego. A mí me produce una honda tristeza que no tengamos lo que tiene Cantabria con la anchoa u otros sitios con su producto estrella, que te lo ponen en todas partes. Aquí, en los pueblos de la costa de Galicia es difícil comer mejillones, se está avanzando, y mucho más en las ciudades que en las zonas de costa. Y es un buen momento, ahora que la vieira anda escasa y tiene problemas, deberíamos estar sirviendo mejillones a los turistas, que cuando son buenos, están buenísimos. Debería haber más consumo del que hay, es una desgracia que los grandes consumos de mejillón los tengamos en el Mediterráneo, en Madrid y que en Galicia, por unas cosas u otras, no hayamos conseguido calar en el mercado.
¿Y qué haría falta para revertir esta situación?
Para empezar, habría que facilitarle a la restauración el acceso a un mejillón lo más limpio posible y con la mayor calidad.