“Nuestra función es potenciar la competitividad de las empresas a través de la transferencia e innovación”
Roberto Carlos Alonso Baptista de Sousa (Vigo, 1988) es el coordinador científico-tecnológico de Anfaco-Cecopesca, cuyo centro, el Cytma, se puso en marcha porque, en palabras de su responsable, “contábamos con una demanda creciente de I+D por parte del sector mar-alimentario que nos era imposible de abordar, necesitábamos espacio y nuevo equipamiento tecnológico para dar respuesta”. No ha pasado mucho tiempo, tan solo año y medio, y los resultados de esta apuesta han dado la razón a Anfaco: el Cytma ha desarrollado en 2016 un total de 64 proyectos de I+D, siendo el 80% bajo contratación directa con más de 100 empresas participantes, y movilizando más de 50 millones de euros.
Ha pasado poco más de año y medio desde la inauguración oficial del Cytma. ¿Con qué objetivo se creó y por qué se decidieron en ese momento?
En toda organización existen puntos de inflexión que exigen invertir y apostar por nuevos retos, promovidos, en este caso, por limitaciones estructurales que impedían desplegar todas las capacidades y conocimientos existentes. En Anfaco-Cecopesca contábamos con una demanda creciente de I+D por parte del sector mar-alimentario que nos era imposible de abordar, necesitábamos espacio y nuevo equipamiento tecnológico para dar respuesta.
Junto con los primeros signos de recuperación económica en 2014, entendimos que las empresas transformadoras de productos del mar apostarían por innovar, escuchamos sus planes estratégicos, y unificamos estas demandas con la RIS3 gallega. Teníamos ante nosotros la oportunidad de continuar impulsando la competitividad de nuestros asociados y colaboradores a través de una I+D de excelencia, hecha en Galicia, y que transfiriera nuevas soluciones al tejido productivo.
Así, se promovió la construcción del Centro de Tecnologías Avanzadas de Investigación para la Industria Marina y Alimentaria, Cytma, con una superficie de 5.800 m2 distribuidas en cinco plantas, y que comenzó a trabajar en 2016. Para su construcción, se invirtieron 8,5 M€, contando con la cofinanciación de Feder y la Xunta de Galicia. Hecho que, sea de paso, destaca el compromiso de nuestras administraciones con la I+D como palanca de crecimiento, algo indispensable en el siglo XXI, donde nos debemos diferenciar por calidad y eficiencia, garantizando una sostenibilidad en su triple vertiente: medioambiental, económica y social, ante los nuevos competidores internacionales.
Con este nuevo centro, Anfaco-Cecopesca suma un total de 10.000 m2 construidos y una inversión total acumulada de 19,2 M€.
¿Con cuánto personal cuenta el Centro Tecnológico y en cuántos departamentos se divide?
Actualmente superamos el centenar de trabajadores, traspasando una barrera muy importante en cuanto a coordinación organizativa necesaria. Contamos con un equipo multidisciplinar: químicos, biólogos, veterinarios, farmacéuticos, ingenieros, etc. siendo el 25% doctores. Se apuesta por el talento, y uno de nuestro principal objetivo es retenerlo, hecho que demuestra que más del 75% de nuestro personal tiene contrato indefinido. Además, nuestra garantía de futuro es la triple “c”: calidad, confianza y compromiso. Para ello, mantener a los mejores con nosotros, y conseguir que sea por mucho tiempo, garantiza que apuntalemos una cultura sinérgica con nuestros colaboradores y unas redes de trabajo estables.
¿Las líneas de trabajo se han ido ampliando en este año y medio debido a demandas concretas de clientes?
Una característica diferenciadora del Centro Tecnológico es que trabajamos con el conocimiento, y esto nos obliga a actualizarnos diariamente. De igual forma que la teoría de la evolución de Darwin, por la cual la supervivencia se basa en la adaptabilidad al medio, nosotros crecemos adaptándonos a las demandas y amoldando nuestro aprendizaje con el mercado. Si bien me gustaría destacar, mantenemos nuestra estrategia científico-tecnológica pivotada sobre tres áreas de negocio clave y basada en competencias clave para el sector.
Internamente promovemos la creatividad, nos gusta escuchar ideas internas y externas, pudiendo cualquier persona acceder directamente hasta sus coordinadores libremente, y teniendo nuestra cultura organizativa un cierto inconformismo. Es evidente que si no fallamos nunca, es que no estamos arriesgando lo suficiente y por tanto, no estaremos al límite de nuestras capacidades.
Citando ejemplos concretos, nos adelantamos a los cambios normativos o necesidades que van a surgir, hemos acreditado ensayos para Norovirus y Hepatitis A, fundamentales en productos importados como almejas congeladas, así como sales de amonio cuaternario, BAC, desinfectantes utilizados en limpieza, lo que supone para nosotros poner a punto nuevas metodologías, validarlas y enfrentarse a la prueba-error.
Lanzamos un estudio muy ambicioso para analizar la calidad del atún congelado en salmuera en un plazo temporal récord, obteniendo resultados tangibles. Enfocamos proyectos europeos para desarrollar el potencial de las microalgas, analizamos las especies genéticas de holoturias con la administración pública, aplicamos tecnologías emergentes en nuevos productos lácteos con grupos de productores, desarrollamos aplicaciones móviles para buques de pesca con armadores, valorizamos subproductos de castaña gourmet, optimizamos la producción acuícola de mejillón en batea con el grupo Jealsa, o trabajamos con Noruega para mejorar el conocimiento sobre el bacalao desalado y al punto de sal.
Si promocionas y otorgas herramientas a profesionales altamente capacitados y motivados, adaptarse a los cambios del entorno es algo sencillo. Por ejemplo, para apoyarles acreditamos la UNE 166006 de Vigilancia Tecnológica, como garante de compromiso por analizar lo que sucede ahí fuera con garantía.
¿En cuántos proyectos están trabajando ahora mismo, nos puede hablar de alguno de ellos?
Atendiendo a los datos resumen de 2016, en un total de 64 proyectos de I+D, siendo el 80% bajo contratación directa con más de 100 empresas participantes, y movilizando más de 50 M€. Desarrollamos 3 Unidades Mixtas de Innovación y contamos con 21 patentes, y 12 publicaciones científicas.
Por citar proyectos referentes a la industria atunera, podríamos citar en biotecnología azul el Selatún, centrado en obtener evidencias científicas para valorar el balance riesgo-beneficio de los productos de atún. Nuestros estudios de acerca de la biodisponibilidad a nivel intestinal del metilmercurio en relación al mercurio y selenio presentes, nos arrojan un resultado que podría abrir la puerta a aumentar los límites máximos, al no existir un riesgo para la salud humana al estudiar su toxicidad real sobre el organismo.
Otro ejemplo lo encontramos dentro de la Fábrica del Futuro con la Smart Tuna Factory, Unidad Mixta con Calvo. Se persigue generar módulos de proceso, que permitan parametrizar y conocer la variabilidad de la materia prima, e implementar sistemas TIC de control integrando tecnologías como NIR o visión artificial en sus patrones de calidad. Esto les permitirá investigar en relaciones entre las distintas variables y alimentar un sistema inteligente que les ayude a la toma de decisiones.
¿Hay capacidad para seguir innovando en el sector marino y alimentario, en qué aspectos (valorización, eficiencia, temas medioambientales…)?
La innovación no se frena nunca, siempre y cuando se desee un tejido empresarial competitivo que mejore la calidad de vida de la población. Recordemos que según la RAE, innovar es la creación o modificación de un producto, y su introducción en un mercado, lo cual se traduce en crecimiento económico si tiene un modelo de negocio bien definido. En este sentido recalco la importancia de no relajarse, y prueba de ello es el último Informe de competitividad 2017-2018 del Foro Económico Mundial presentado el pasado Septiembre. España está en el puesto 42 en innovación, donde precisamente se destaca la aversión al fracaso como un hándicap a mejorar, y se encuentra como uno de los factores que impiden mejorar los negocios.
Es evidente que en este contexto tenemos capacidad de mejora, y por tanto el trabajo de una organización como Anfaco-Cecopesca se traduce en resultados al promover la innovación como eje de futuro. Buena muestra de ello es el dato de exportación, el sector de conservas y preparados de pescados y marisco fue capaz de aumentar su capacidad exportadora del primer semestre de 2017 frente el mismo periodo de 2007, un 35% en volumen de ventas y un 82% en facturación.
Debemos reflexionar y soñar sobre el futuro: ¿Podremos fabricar productos de atún mediante impresión 3D en nuestro hogar?, ¿adaptar desde nuestra casa la textura o color de una conserva de atún en función de nuestras preferencias pudiendo crear nuevos platos únicos?, lo que será una realidad indudable es la tendencia a una customización en masa. Como seres humanos nos gusta crear, y que sea bajo nuestro paradigma propio e intransferible, siendo un futuro intelectualmente cautivador si sabemos generarlo positivamente.
A corto plazo, las tendencias en productos de quinta gama, los “ready to eat”, la digitalización de los procesos que nos permitirán conocer toda la información y trazabilidad del producto, el desarrollo de nuevos alimentos funcionales que mejorarán nuestra salud, etc. son campos que no dejarán de sorprendernos y donde aquellos que sean conformistas corren el riesgo de pasar a segundo plano, inmersos en un océano rojo de competencia. Los preceptos son impulsores del cambio, por ejemplo, la economía circular impactará en los procesos, donde la regulación europea posiblemente promoverá reutilizar y reciclarlo todo, ¿Estaría nuestro producto y procesos capacitados a un futuro con este entorno? Seguro que tras esta breve reflexión, podríamos encontrar nuevas ideas.
Galicia es líder en la UE en el sector de la conserva, ¿Cómo estamos en lo referente a la investigación asociada a este ámbito?
En la VIII Conferencia Mundial del Atún hubo un comentario que se repitió varias veces por empresas y organizaciones internacionales, en conserva de atún somos indiscutiblemente muy competitivos. Si países con menores costes de mano de obra no pueden competir con la conserva gallega, supongo que tiene mucho que decir nuestra tecnología, optimización de costes e innovación.
Colaboramos e impulsamos conjuntamente proyectos de I+D con empresas como Jealsa-Rianxeira, Escurís, Calvo, Conservas Selectas de Galicia, Albo, Ignacio González Montes o Orbe, por citar algunas, que realizan proyectos de Industria 4.0 o de Biotecnología con un nivel técnico impecable. Las industrias conserveras gallegas buscan la excelencia, y saben que apoyarse en un centro tecnológico les puede reducir costes al validarse bajo enfoques investigadores correctos. Pues aunque sólo nos guste centrarnos en lo positivo, a veces la I+D tiene como resultado un fracaso, cerrando líneas de trabajo para abrir otras, hecho que también aportará un mejor conocimiento, un intangible de valor incalculable.
¿Cuál es el proceso que siguen los proyectos en los que trabajan: responden a la demanda de un cliente, a un concurso, a una petición del Gobierno?
El método científico persigue obtener la máxima información del medio para que el investigador formule hipótesis sobre el fenómeno en estudio y pueda darle respuesta. Esto parece trivial, pero lleva consigo un esfuerzo tanto técnico como económico enorme, y depende del beneficio esperado con su TRL, indicador que mide la madurez de una tecnología en una escala 1-9.
Cuando una empresa nos transmite sus inquietudes, necesidades, y se muestra proclive a que aprendamos conjuntamente, se pone en marcha el abanico de soluciones con sus vías de actuación y generamos grupos de trabajo. Existen convocatorias públicas de ayuda que pueden acelerar el proceso y posterior innovación, pero esto no debe preceder a lo anterior. En ANFACO-CECOPESCA tenemos amplia experiencia en solicitud y gestión de los mismos, por lo que cerramos el circulo de apoyo en gestión de I+D.
Nuestra función como Centro Tecnológico es potenciar la competitividad de las empresas a través de la transferencia e innovación, y la obtención de resultados de investigación aplicables. Por ello, no promovemos líneas de investigación básica lejanas a mercado, para eso existen otros agentes que se nutren con fondos públicos que, dicho de paso, son actores indispensables en un ecosistema de innovación.
¿Cuál es la mayor dificultad de dirigir un centro de estas características?
Soy de la generación millennial, nacido en los 80, y como tal, coincido con las decenas de estudios sobre las dificultades que encontramos al dirigir. El Libro “millenials who manage” de Espinoza y Schwarzbart, recomienda paciencia, paciencia por nuestra visión diferente, nuestra mentalidad en red.
Un artículo de Forbes constata que somos una generación de mentalidad flexible y que apuesta por la motivación intrínseca, promoviendo la creatividad de los trabajadores en ambientes colaborativos y preocupándose por sus compañeros. Todo suena positivo, pero sólo si al final los resultados responden, guiando al éxito a la organización y siendo capaces de tomar decisiones en tiempo real con escasa información o en ocasiones, demasiada, la denominada “infoxicación”.
Las cadenas de gestión pueden variar según que circunstancia en Anfaco-Cecopesca, siendo en ocasión de tipo jerárquico y en otro un modelo matricial. Lo único que debe importar es resolver y generar nuevos proyectos que nos permitan ser líderes en un mundo globalizado y de forma cohesionada. Hemos pasado de la generación del conocimiento, a la generación de la creatividad, pues el conocimiento ya no es un bien escaso, abres un explorador web, escribes y buscas.
A nivel de mi día a día, el mayor reto consiste en liderar a profesionales de relevancia técnica internacional, que manejan un conocimiento imposible de abarcar en su totalidad. Debes focalizarte en transmitir valores y directrices, aprender cada día incansablemente, y hacerles comprender exactamente donde se encuentra la organización. Si consigues que se ubiquen en su aportación al conjunto y los alineas con los objetivos de la organización, se expandirá una colaboración mutua como eje de trabajo, y tendrás un grupo unido ante la adversidad.
Colaboran con otros países, ¿puede hablarnos de alguno de estos proyectos internacionales?
Tiene un carácter especial para nosotros el proyecto Biocos de I+D conseguido este año y centrado en Seguridad Alimentaria. Colaboramos con una Universidad de Corea del Sur y la empresa Kemegal, en desarrollar alternativas a los desinfectantes químicos para la eliminación de biofilms, a través de una producción de derivados de quitosano. Estos compuestos que se extraen de cáscaras de crustáceos, tienen propiedades antifúngicas, antivirales y antimicrobianas. Su ámbito de aplicación es enorme, tanto para industria alimentaria, como farmacéutica.
¿Qué objetivos se han marcado para los próximos años?
Contamos con un Plan estratégico denominado, Rumbo Noroeste, desarrollado por nuestro secretario general y con vigencia hasta 2020 pivotando sobre cinco retos de la organización. Se estableció una hoja de ruta que aprovechase nuestras fortalezas, bajo una perspectiva de mejora continua a todos los niveles. Nos gustaría ser un referente internacional, no sólo a nivel técnico, sino a nivel de gestión de recursos humanos, capital, digitalización y reputación. Exigirnos lo máximo a nosotros mismos y nuestros asociados, porque como dice el proverbio africano, “Si quieres ir rápido, ve solo. Si quieres llegar lejos, ve acompañado”, y a día de hoy nos acompañan centenares de empresas de las cuales estamos muy orgullosos y agradecidos.
Tenemos objetivos cualitativos y cuantitativos, creciendo en algunas áreas de negocio crecimientos de dos dígitos durante el año 2016. Esto no significa que nos acomodemos, el viento puede cambiar de dirección y debemos trabajar en corregir los desajustes inmediatamente.